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Introducción
En función de la quinta a la que pertenecía mi abuelo de Antonio, he podido establecer que debió incorporarse a filas en mayo de 1937. El 18 de mayo, se había publicado la "Orden por la que se estableció la incorporación a filas de los soldados pertenecientes al reemplazo de 1931". A partir de esta Orden, y de la peculiar distribución de los reclutas en varias Brigadas Mixtas, recogidas en el documento, he deducido que mi abuelo Antonio pudo incorporarse al ejército en estos momentos, y en concreto, por exclusión, en relación a la situación de dichas unidades en febrero de 1939, cuando Antonio salió de España, debió haber sido incluido en la 100 Brigada Mixta, que sería formada a partir de ese momento, y que formaría parte de la 11 División del Ejército Popular de la República.
Desconozco si antes de su reclutamiento forzoso, habría participado como voluntario en la guerra. Al parecer, en los días y meses previos a la ocupación rebelde de Toledo, pudo haber compaginado su trabajo en una vaquería, necesaria para la alimentación de los ciudadanos y de las tropas, con alguna labor de vigilancia, dada la ubicación de esta en la entrada de la carretera de Madrid.
Un contacto más directo con el ejército pudo, sin embargo, tener lugar una vez la familia se hubo marchado a Navahermosa, el pueblo de los padres de su esposa, Felisa, acontecimiento que pudo ocurrir, en extremis, cuando ya las tropas regulares entraban en la ciudad. Un evento ocurrido en la ciudad de Toledo, pudo haber puesto en contacto o relación a Antonio con la 11 División.
La 11 División en Toledo
El primer contacto que pudo haber tenido mi abuelo Antonio con el ejército, pudo haber sido con la 11 división de Líster. El hecho de que dicha unidad militar se desplazara a Toledo, al sur del Tajo, muy cerca de donde mi abuelo se encontraba viviendo en esos momementos, me hizo pensar, antes de conocer los datos de su posible reclutamiento algo más tarde en la misma unidad, cuando fue movilizado su reemplazo, que tal vez fuera en este momento, mayo de 1936, cuando se incorporó al ejército y marchó a la guerra. Sin embargo, con los datos obtenidos después, me inclino a pensar, sin poder asegurarlo al cien por cien, que sería asignado, apenas un mes después a esta misma división.
Como vimos más arriba, varias de las medidas tomadas en los primeros días después de alzamiento tendrían una grave repercusión en el desenlace de la guerra. La anulación del estado de guerra permitió que el gobierno tuviese un cierto control de la situación, manteniendo la autoridad, en detrimento de que la misma fuera ejercida por el ejército, lo que al final pudo ser un factor negativo para el desarrollo de la guerra; y por otro lado la disolución de todas las unidades del ejército, puso la defensa nacional, en los primeros momentos del conflicto, en manos de milicias voluntarias, controladas por los sindicatos o los partidos políticos, con mucha voluntad pero poca disciplina y organización militar, necesarios para hacer frente a un ejército profesional.
El avance del ejército rebelde desde el sur probó, rápidamente, la escasa eficacia de las milicias y la necesidad urgente de crear un nuevo ejército con todas las características de este, como son la organización, el mando y la disciplina. El gobierno dio el paso definitivo en la reorganización del ejército republicano, cuando el mismo día 28 de septiembre aprobó el decreto con el que se establecen el paso a las escalas activas del ejército de todos los jefes, oficiales y clases de milicia que se considerase necesario, y ese mismo día se aprobó la militarización de las milicias voluntarias del Ejército del Centro, que tendría vigor a partir del siguiente 10 de octubre, y a partir del día 20 las demás, con el argumento de que un ejército del pueblo precisa "que las fuerzas que lo constituyan tengan los derechos y deberes que corresponden a las fuerzas militares designadas o ratificadas por el pueblo, expresión de la necesaria disciplina en toda colectividad de carácter militar o social". El cambio organizativo se completará poniendo bajo el mando del Ministerio de la Guerra a todas las fuerzas del ejército, y la creación de un Estado Mayor, el 15 de octubre. La voluntariedad, que era una de las características de las milicias de esos primeros momentos, quedó liquidada definitivamente al ordenarse la movilización de los reemplazos de 1932 y 1933. Aunque la reorganización del ejército no sería inmediata, y hacer funcionar adecuadamente la nueva maquinaria todavía llevaría unos meses, se estaba entrando en una nueva fase de la guerra.
La unidad básica del nuevo ejército republicano va a ser la "Brigada Mixta", cuya característica principal es la búsqueda de flexibilidad y autonomía gracias a que se la agregarán armas que hasta ese momento eran propias de unidades militares mayores, como las divisiones o cuerpos del ejército; la artillería, transmisiones, caballería, sanidad, zapadores, etc., aunque existió una gran variabilidad en su composición, y en la realidad, casi ninguna unidad contó con los escalones de apoyo completos. Aproximadamente, cada una de estas BM, contaba con 150 oficiales y comisarios, y en total unos 4.000 hombres, y estaba subdividida, a su vez, en 4 batallones de infantería, con cinco compañías cada una, aparte del resto de armas (artillería, zapadores, intendencia, trasmisiones, etc.), en 4 batallones de infantería Las primeras brigadas, desde la 1 a la 6, fueron constituidos en octubre de 1936, a partir de los batallones de milicias existentes con anterioridad. En mayo de 1937, ya había 155 BM. En realidad, las brigadas nunca fueron completadas según se había planeado, y sólo las primeras recibieron los contingentes precisos. Las Brigadas Mixtas, se van a agrupar, cada tres, en una División, unos 11.000 hombres. En noviembre de 1936 se habían creado las tres primeras. Las Divisiones constituyen Cuerpos del Ejército, en general formados por tres de estas unidades (Engels 1999)
La 11 División
La 11 División fue creada el 23 de enero de 1937 bajo el mando del Mayor de milicias Enrique Líster Forján, que hasta ese momento dirigía la 1ª Brigada Mixta, y que se mantendría al mando de la misma desde su creación hasta que se le encargó dirigir el V Cuerpo del ejército. El comisario, entre enero y diciembre de 1937, era Santiago Álvarez Gómez, del PC; y el jefe de Estado Mayor el Comandante de Estado Mayor Julio Suárez-Llanos Adriansens, hasta el 4 de abril de 1937.
Desde el principio de la guerra, hasta el final, se movió por los campos de batalla más importantes o decisivos de la contienda. Formó parte de las fuerzas de maniobra de la república, es decir, de las mejores unidades, que eran desplazadas a los lugares donde era necesario, bien para realizar una operación ofensiva o para intentar detener a las principales unidades enemigas. El resto del ejército, mayoritariamente, salvo aquellos que se encontraron de pronto en un frente activo debido al avance o las decisiones de operaciones en los distintos territorios de las fuerzas rebeldes, pasó la guerra en frentes dormidos, en las trincheras, de forma que sus capacidades fueron mermando según avanzó el conflicto, por falta de actividad.
En febrero de 1937 participó en la batalla del Jarama integrada en el III Cuerpo del Ejército, incluyendo las Brigadas Mistas, 1ª, 1ª Bis, 23, 66 y 77. En marzo de 1937 estuvo en la batalla de Guadalajara incluida en el IV Cuerpo del Ejército, con las brigadas mixtas 1ª, 1ª Bis, XI y XII Internacionales, y la 1ª Brigada Móvil de Choque de Valentín González. El 2 de abril de 1937 se encontraba en Madrid, encuadrada en el V Cuerpo del Ejército, con las Brigadas Mixtas 1ª, 48ª y 71ª; el 27 de abril, sigue perteneciendo al V Cuerpo del ejército, ahora con las Brigadas Mixtas 1ª, 9ª y XII. A principios de mayo de 1937 actuó en Toledo para contrarrestar la ofensiva franquista de la cabeza del Puente de San Martín. A partir de julio de 1937, en la batalla de Brunete, adquirió la configuración que, salvo ligeras variaciones en algún momento puntual, se mantendría a lo largo del resto de la guerra, integrada por la 1ª, la 9ª y la 100 Brigadas Mixtas.
El germen de la 11 división fue la 1ª Brigada Mixta, creada a raíz de la intención del gobierno de la república de terminar con el sistema de milicias, y constituir un nuevo ejército popular. La 1ª BM había sido formada a partir de 4 batallones del 5º regimiento; el Corbata, la Victoria, el Amanecer y las Milicias Gallegas, en el mes de octubre de 1936 en Alcalá de Henares, y fue puesta bajo las órdenes de Enrique Líster. Hasta que esta brigada fue integrada en la 11 División, participó en Seseña (octubre 1936), y en los meses siguientes en distintas operaciones en torno a Madrid. Fue reforzada con más batallones, el Thaelmann, el Cruz, el Heredia y el José Díaz, siendo entonces desdoblada en dos, la 1ª y la 1ª bis. Una vez que se constituyó definitivamente la 11 División, Líster pasó a mandarla, y el comandante de infantería Manuel López Iglesias, se hizo cargo del mando de la 1ª Brigada.
El mismo día 23 de enero que se creó la 11 división, la 1ª Brigada bis se convirtió en la 9ª Brigada Mixta, que fue puesta bajo el mando del Mayor de milicias Rogelio Pando Argüelles, con Ángel Barcia Galeote, como comisario.
Desde ese momento, la división fue completada con diversas brigadas mixtas, hasta que en el mes de julio adquirió su configuración definitiva, al incorporar la 100 Brigada Mixta. La 11 división quedó constituida con la organización que mantendría el resto de la guerra, formada por la 1ª, la 9ª y la 100 Brigadas Mistas.
La 11 División en Toledo
El Frente Sur del Tajo se había configurado al estabilizarse el frente, una vez que la columna franquista que progresaba desde Sevilla, fue dejando atrás las diferentes localidades, sin cruzar el río hacia el sur, y avanzó definitivamente hacia Madrid, con una línea de separación entre los dos bandos, que la constituía el río Tajo. Al norte quedaron los rebeldes, que habían intentado la toma de Madrid a finales de 1936, aunque fracasaron, y al sur los republicanos. El frente alcanzaba una longitud importante, y por lo que se refiere a la zona de Toledo, los republicanos se habían atrincherado en los cerros próximos a la ciudad, desde donde hostigaban, entre otros lugares, a la fábrica de armas. Poco a poco, como sucede con muchos frentes tranquilos, la tensión fue relajándose en vista de que los esfuerzos bélicos del enemigo se habían dirigido hacia Madrid, y por lo tanto la zona quedó relativamente tranquila.
En ese contexto se produjo un evento que, en alguna ocasión me hizo pensar en la posibilidad de que fuera aquí cuando Antonio se enroló en la guerra, aunque hasta ahora no he podido constatarlo. Más tarde, cuando conocí otros datos pude, hasta cierto punto, desechar esta hipótesis, en favor de la movilización por su quinta. En todo caso, en mayo de 1937, las fuerzas de Líster de la 11 división actuaron al sur del Tajo, muy cerca de Navahermosa, donde en esos momentos debía encontrarse mi abuelo. Mi madre siempre había hablado de que mi abuelo iba con Líster, y en cuanto a las batallas de que alguna vez había citado, coincidía con el recorrido militar de este mando y unidad y, todo eso, unido al hecho de que sabía, o pensaba que mi abuelo había pasado a Francia con el ejército, daba verosimilitud a esa posibilidad.
El 7 de mayo, las fuerzas rebeldes, al mando del general Yagüe, iniciaron una operación para aumentar las cabezas de puente de San Martín. Previamente, en la planificación, no había sido autorizada por Franco la misma operación en la del Puente de Alcántara. El objetivo era alejar de la vista de la ciudad a los republicanos, asentados en los cerros próximos, desde los que tenían visión directa de los objetivos de la misma, por lo que podían hostigar y dirigir los bombardeos, principalmente a la Fábrica de Armas, que veía así seriamente amenazada su producción.
Cuando hablaba de la relajación del frente, quiero decir que pudo incluso existir negligencia por parte de los mandos. La resistencia ofrecida ante el ataque fue mínima, y los defensores, al parecer sorprendidos, huyeron en desbandada, dejando el frente desguarnecido y haciendo retroceder el mismo en unas pocas horas, en una cantidad muy significativa de kilómetros. Los rebeldes, sin embargo, a pesar del fácil avance, se ciñeron a los planes originales, y no avanzaron todo lo que podían haberlo hecho, aunque puede que tampoco fueran conscientes del vacío de defensores que se había creado. Al parecer, las evaluaciones por uno y otro bando fueron bastante erróneas, y los republicanos interpretaron las operaciones como un intento de rotura del frente, lo que les llevó a desplazar a la zona, para taponar la grieta, a una de las unidades de mayor prestigio en esos momentos, como era la 11 División al mando de Enrique Líster, que llegó al sitio el día 11 de mayo.
Al parecer, dicha unidad realizó reclutamientos entre campesinos del entorno, por lo que su presencia en el lugar me hizo pensar, como comenté antes, en la posibilidad de que fuera este el momento en el que Antonio se incorporó al ejército. La sospecha de que era esta división con la que cruzó la frontera francesa en febrero de 1939, se vería ratificada con el descubrimiento de un documento en el que se anotaba el día exacto en el que Antonio pasó la misma, como veremos más adelante, casualmente, el mismo día que pasarían la frontera las fuerzas de Líster, aunque tampoco podía, en esos momentos, descartarse otras unidades como la 35 división, o incluso las Brigadas Internacionales. El caso es que el evento de mayo en Toledo, me hacía inclinarme hacia esta posibilidad. Más adelante, sin embargo, veremos que un evento posterior permite, sin obviar el paso de la 11 División por Toledo en este momento, que dos meses más tarde, Antonio terminaría, igualmente, en la 11División de Líster, y por lo tanto sin poder discriminar entre alguno de los dos, pero sí permitiendo, con un alto grado de probabilidad, considerar que hubiera sido incluido en esta unidad, en la que permanecería hasta el final de la guerra.
La contraofensiva de Líster, con combates muy duros, en los que llegó a pelearse cuerpo a cuerpo por conservar algunas de las posiciones, hizo retroceder el frente hacia las posiciones desde las que los republicanos seguían teniendo visión directa de la ciudad, aunque el día 13 de mayo la ofensiva no pudo continuar debido a la falta de combustible para los tanques, ya que, al parecer, los suministros habían sido saboteados por el Jefe del Estado Mayor del Coronel Arturo Mena, ángel Lamas Arroyo, un militar, en este momento en el bando republicano, pero que terminaría pasándose al bando sublevado cuando tuvo la oportunidad. Una vez detenidas las hostilidades, la línea del frente se estabilizó. Más tarde, en septiembre se realizaría otro ataque rebelde con el fin de unir las cabezas de puente de Alcántara y San Martín, que había quedado dividida debido a que los republicanos conservaron el Palacio de la Sisla, y una mueva rectificación se intentaría, más tarde, para tomar la atalaya de las Nieves, que fracasó. Después, el frente ya no se movería hasta el final de la guerra.
Bibliografía
Dorado Martín, F. 2011: Un barrio toledano en la Guerra Civil, Archivo Secreto 5:222-228
Espinosa, Francisco, 2007: La columna de la muerte. El avance del ejército franquista de Sevilla a Badajoz, Crítica, Barcelona
Lamas Arroyo, Ángel. 1972: Unos y Otros, Luis de Caralt Editor, Barcelona
Líster, Enrique. 2007: Nuestra Guerra. Memorias de un luchador, Silente
Quintanilla, Luis. 2015: Los rehenes del Alcázar de Toledo, Espuela de Plata,
La 100 Brigada Mixta
La 100 Brigada Mixta
El núcleo central para la creación de la 100 BM, fue la 1ª, una de las brigadas principales del ejército del centro, fundamentalmente constituida por militantes comunistas de las JSU.
Según Carlos Engels (Engels, C. 1999: 92-93), “La 100 Brigada Mixta se organizó, en junio de 1937, en Alcoy con un batallón de la 1 BM, mandado por el mayor Luis Rivas Amat, y 3.000 reclutas de la quinta de 1931 de Jaén, Córdoba y Murcia. Rivas asumió el mando de la Brigada, teniendo como jefes de los batallones a los mayores Francisco Antolínez, Gregorio Rubio y Gregorio Arroyo y al capitán de milicias Hambrona, y como comisario a Andrés Ramírez Ortiz, del PCE. La unidad formó siempre parte de la 11 División del V Cuerpo de Ejército…”
El batallón base que procedía de la 1ª Brigada Mixta, se incorporó a la 100 el 6 de junio, con 4 capitanes, 15 tenientes, 31 sargentos, 49 cabos y 351 soldados. Las nuevas incorporaciones serán 3 tenientes (uno de ellos médico, y otro de intendencia), 2.594 nuevos reclutas, que se presentaron entre el 9 y el 14 de junio, aunque el 19 de junio todavía faltaba alguno por incorporarse. Al mando de los 4 batallones se encontraban el Mayor Francisco Antolínez, del 1º, el Mayor Gregorio Rubio, en el 2ª, el Mayor Gregorio Arroyo, en el 3º y el Capitán de Milicias Hambrona, en el 4º. (José Clavet 20- PCE. visto en el blog Brunete en la Memoria).
Los cuatro batallones que constituirán la brigada, serán, el 397, el batallón base, procedente de la 1 ª Brigada Mixta, el 398, 399 y 400.
El 19 de junio todavía no se habían terminado de incorporar los efectivos y la instrucción no se había completado. El día 21, la 11 división recibió la orden de desplazarse hasta los lugares de concentración para la batalla de Brunete. Si hacemos caso al artículo de portada del primer número de “Venceremos”, publicado en Madrid el 1 de julio de 1937, que sería el órgano de comunicación de la 100 Brigada Mixta, el domingo anterior hubo un acto en el cuartel de Hortaleza, donde tenía su base la 11 División, “con motivo de haberse incorporado la 100 Brigada Mixta” a esa unidad. Debe referirse al día 20, si tenemos en cuenta la fecha de publicación, y la orden citada más arriba. Es decir, los nuevos integrantes de la 100 Brigada Mixta, apenas tuvieron, algunos de ellos, una quincena de días de entrenamiento, antes de entrar en batalla.
Los sucesos de mayo de 1937 en Barcelona, y la negativa de Largo Caballero (socialista, jefe del gobierno y ministro de guerra) de disolver el POUM, unida a la derrotas continuas del ejército, precipitaron su caída el 17 de mayo, y el nombramiento del también socialista, Juan Negrín, como jefe de gobierno. A pesar de su militancia socialista, tuvo siempre en contra a los comunistas, debido a sus preferencias por los anarquistas o por el POUM. Poco a poco, a pesar de que ni Largo Caballero, ni Juan Negrín eran comunistas, fueron imponiéndose las tesis de estos en relación a la dirección de la guerra y su preponderancia en los puestos de poder, potenciado por el hecho de que la Unión Soviética se había convertido en el primer suministrador de armamento y asesores militares de la República. En su caída, también influyeron sus desavenencias con Indalecio Prieto. Bajo el mandato de Juan Negrín, van a tener lugar las principales batallas de la guerra, y las que decantaron el signo final de la victoria.
Vamos a seguir a partir de ahora, las batallas por las que se movió la 100 Brigada Mixta, desde su creación en mayo de 1937, hasta su salida de España, en febrero de 1939, por la frontera francesa, en la creencia de que, siguiendo estos movimientos, sigo el recorrido vital por la guerra de mi abuelo, Antonio Gómez López
Brunete
Versión de 13-11-2021
Preparación de la batalla
Desde mayo de 1937,
el doctor Negrín se encontraba al frente del gobierno, después de la caída del
de Largo Caballero. En abril, Franco, ya se había convencido de que Madrid no caería inmediatamente, y buscó otros objetivos, iniciando la Ofensiva del Norte, con el fin de apoderarse de esta pequeña franja, aislada
del resto de España, débil militarmente, pero rica en materias primas.
La ofensiva se
inició el 31 de marzo. El ataque aéreo sobre Guernica tuvo lugar el 26 de abril por parte de la Legión Cóndor y la Aviación Italiana. A pesar del esfuerzo que
se realizó para fortificar este frente, no llegó a completarse, de forma que
presentaba debilidades. Cuando el 11 de junio, los sublevados lanzaron su
ataque final sobre Bilbao, con el bombardeo de la artillería y los atraques de la
aviación machacando todas las posiciones, los defensores sólo resistieron dos
días antes de retirarse.
El 18 de junio,
al final, el cinturón de hierro de Bilbao no pudo resistir la ofensiva del
ejército rebelde. Con la caída de la capital en manos de los rebeldes también cayó toda Vizcaya. Todavía resistía la zona
de Asturias y Santander, y hacia esta última se dirigían ahora las miradas de
los sublevados.
Todo parece apuntar a que fue en Brunete donde Antonio tuvo su bautismo de fuego, por lo menos formando parte de un ejército organizado. La 100 Brigada Mixta llegó desde Alcoy a la zona centro, con la formación justa para entrar directamente en combate.
En los últimos años, el interés de la administración por recuperar y poner en valor los restos de la guerra civil está aumentando. Sin embargo, hasta ahora, y en gran parte sigue sucediendo en España, los restos de la guerra civil han sido marginados en relación al resto del patrimonio histórico. Debido a su poca antigüedad, en muchos casos ni siquiera es considerado digno de conservarse. En la zona de Brunete, organizaciones y grupos privados están desarrollando una importante actividad en relación a la conservación de los restos de la guerra, y su difusión. Desde hace varios años organizan rutas y visitas a los lugares más emblemáticos de la batalla. La Asociación de Amigos delas Brigadas Internacionales, y el blog Brunete en la Memoria, realizan un importante número de actividades, con las rutas que mencionamos, conferencias y homenajes, al tiempo que desarrollan una importante labor de investigación. Incluso han planteado la posibilidad de crear un museo de la batalla que, ante el desinterés mostrado por la administración, intentan sacar adelante mediante aportaciones voluntarias.
Los administradores de este blog están realizando una magnífica investigación sobre la batalla de Brunete y todo lo que la rodea. Mantienen y alimentan una base de datos donde van subiendo los nombres de todas las personas que localizan en los documentos que estudian. En ese listado, como era previsible, aparece varias veces el nombre de Antonio Gómez, sin el segundo apellido, pero relacionado generalmente con brigadas internacionales. Algunos piensan que las Brigadas Internacionales estaban formadas sólo por voluntarios extranjeros, pero en realidad no era así, sino que para completar las unidades había bastantes españoles, y la proporción de estos fue aumentando conforme avanzó la guerra, y el número de los voluntarios extranjeros fue disminuyendo debido a las bajas. En este sentido, es bastante normal encontrar españoles en las mismas, aunque en relación a mi abuelo, no he encontrado ningún documento definitivo que pueda vincularlo con estas, como vimos antes.
Un artículo publicado en el blog mencionado, “Sobre los nórdicos de la XI brigada internacional de la batalla de Brunete”, sirve como ejemplo de la confusión o dificultad añadida en la investigación, debida al nombre tan común de mi abuelo. Durante la batalla de Brunete batallones de esta división, el 1 y 3º, estuvieron agregados a la 11 división de Líster, y el 2º y 4º a la 46 de El Campesino. Entre los componentes de la XI brigada, 1er Batallón (Thälmann), 1ª Compañía, aparece claramente un “Antonio Gómez, Soldado”. También en los archivos rusos “REGASPI” en las distintas documentaciones pertenecientes a la 35 división, por ejemplo, localicé en una “relación de las bajas habidas en el 2º Bon. de la XIº Brigada, durante las últimas operaciones enero 1938 Teruel”, otro “Soldado. Antonio Gómez, enfermo”, o en otro listado similar, pero de bajas del I batallón, “Soldado. Antonio Gómez. Desparecido”, o en la “Relación de bajas habidas en el III. Batallón los días 17 y 18.7.1937, en el frente de Brunete”, “Antonio Gómez, Español, herido”.
Como sucedió en otras ocasiones a lo largo de la guerra, la república, para intentar aliviar la presión en el norte, se vio obligada a organizar una operación militar, de distracción, Ese será el objetivo principal de la batalla de Brunete, que se desarrolló a partir del mes de julio, en un ambiente asfixiante por el calor propio del tiempo y la zona. Brunete, será la primera ofensiva republicana en toda regla, es decir, una operación militar en la que el ejército popular tomó la iniciativa, y por lo tanto, se entendió como una comprobación de la efectividad del nuevo ejército, de reciente creación.
El desplazamiento de unidades militares rebeldes al frente del norte había creado una desproporción de fuerzas en la zona centro a favor de los republicanos. La línea del frente del asedio de Madrid había quedado estabilizada y, en estos momentos, se encontraba débilmente guarnecida. La idea de la operación republicana era lanzar un ataque desde el norte, para tomar Móstoles y Navalcarnero, mientras que desde el sur (Usera y Carabanchel), las fuerzas progresarían hacia el norte para converger con los otros atacantes en las proximidades del Alcorcón. El avance por detrás de las líneas enemigas dejaría a las fuerzas franquistas embolsadas en el interior del cerco que se crearía, y permitiría alejar el frente de la capital. Una vez cerrado el perímetro, la línea de defensa externa debía fortificarse para aguantar los ataques que con toda seguridad seguirían, mientras se iban reduciendo los núcleos interiores. Franco se vería obligado a detraer del frente del norte tropas y traerlas de vuelta hacia la capital, aliviando así la presión en ese territorio. Para entonces, se preveía, que la defensa del territorio conquistado se habría fortalecido lo suficiente para poder resistir sin problemas.
Para montar la operación, el mando republicano utilizará, en la zona norte, al Ejército de Maniobra, constituido por el V Cuerpo del Ejército, puesto bajo el mando de Juan Guilloto León (Modesto), y compuesto por la 11ª División (Brigadas Mixtas 1, 9 y 100) de Enrique Líster, la 35 División (Brigadas Mixtas 32 y 108, y la XI internacional), de Karon Swierzewski (General Walter), y la 46ª (Brigadas Mixtas 10 y 101) de Valentín González (El Campesino); y el XVIII Cuerpo del Ejército, bajo el mando del Teniente Coronel, Enrique Jurado, con las divisiones 10 de Enciso (2ª 30 bis, y 111 BM), 15 internacional de Janos Galicz (Gañ) (XII y XV BI) y 34 de José María Galán (3ª, 16 y 68 BM). En la zona sur actuaría el II Cuerpo del Ejército ó Ejército de Vallecas, formado por las divisiones Gallo y Bueno; por último, en la reserva, se contaba con las divisiones 14, de Cipriano Mera (70 y 95 BM), la 45 internacional, de Kleber (XII y C BI, y el Batallón divisionario), y la 47 de Gustavo Durán (49,69 y 99 BM).
El frente consistía en una línea de aproximadamente diez kilómetros, defendido, principalmente, por la 75 división franquista. El terreno es preferentemente llano, con poca vegetación arbórea, predominando los olivares y algunos encinares, con viñedos y retamas. El llano aparece surcado por barrancos y arroyos. Es de resaltar el mes en el que tuvo lugar la batalla, julio, cuando las temperaturas en la zona son muy elevadas.
A finales de junio (el día 21) la 11 división recibió la orden de trasladar las brigadas 1ª y 9ª de los lugares en los que se encontraba en esos momentos, a una zona próxima a donde se pretendían desarrollar las operaciones; dislocando las unidades en varias zonas, con el fin de pasar desapercibidos ante el enemigo. Durante la espera, y como elemento de propaganda y distracción, realizaron actividades relacionadas con la ayuda a los campesinos de la zona en la recogida de las cosechas. Como es habitual en estas operaciones, se dieron toda una serie de consignas para intentar no ser detectados por el enemigo, algo difícil si se considera los grandes movimientos de personas y vehículos que se precisan (AGMAV, C,894,5,1/170.1064,5,1). La 1ª Brigada Mixta debía ubicarse en la zona de Galapagar, Torrelodones y Colmenarejo; la 9ª en la de Moralzarzal, Alpedrete, Villalba y Collado Villalba. Es de suponer que en estos momentos, la 100 BM todavía no se había incorporado físicamente a la 11 división, pues no se la cita. Puede que se desplazara directamente al terreno de operaciones desde su base de entrenamiento, en Alcoy.
El 1 de julio, la 11 División recibió la orden de aproximarse a la zona de operaciones, con las mismas precauciones que ya se han mencionado. Todo el V Cuerpo del Ejército se desplegaría, escalonadamente, a lo largo de la carretera que discurre entre Galapagar y el Escorial, con la 11 división ubicada en el flanco izquierdo del dispositivo, entre los kilómetros 21 y 23. La división 46 se situó entre el kilómetro 23 y el 25, y del 25 al 27, la 35. Los efectivos del XVIII CE, se situaron hacia el este, a partir de la 11 división.
Desde esta zona, según se aproximaba el día previsto para el ataque se irán moviendo paulatinamente hacia el sur, hasta alcanzar las posiciones de partida previas a la batalla. Faltando tres días para la operación la 11 división se encontraba entre el vértice Lastras, el punto más al sur, y los kilómetros 21 y 24 de la carretera del Escorial a las Rozas, al norte. El puesto de mando se ubicaba en la posición Pico y Pala. Faltando un día para la operación las distintas divisiones fueron adquiriendo la configuración de cómo se iba a desarrollar el ataque. La 11 división, la más avanzada, era la que debía iniciar las operaciones, y tenía, como punto más al sur en este momento, la ladera norte del Cerro Santa Ana, al sureste de Valdemorillo; la 46 se encontraba algo al noroeste de esta, entre los kilómetros 16 al 20 de la carretera de Valdemorillo a El Escorial, y la 35 más aún al noroeste, entre los kilómetros 20 y 23.
El plan para el V y XVIII CE establecía el ataque,
cooperando, hasta alcanzar una línea situada a unos 4 kilómetros al sur de
Quijorna y Brunete, es decir sobrepasándolos, alcanzando el Puente sobre
el río Guadarrama de la carretera Brunete a Villaviciosa de Odón, y el Vértice
Mosquito, al otro lado del Guadarrama, y un poco más al norte tomando el Puente
sobre el Guadarrama de la carretera Brunete a Boadilla, y al otro lado del río
el Monte de Casa Romanillos. En su caso, debían aprovechar el éxito
progresando hacia Navalcarnero o Villaviciosa de Odón y Boadilla del
Monte-Alcorcón-Móstoles.
La 11 división tenía la misión concreta de cortar la carretera
de Brunete a Quijorna, tomar Brunete, cubrir las direcciones de San Martín de
Valdeiglesias y Sevilla la Nueva, y avanzar hasta establecer una cabeza de
puente en la orilla izquierda del puente sobre el Guadarrama en la carretera de
Villavidiosa de Odón. La 45 División debía tomar Quijorna, cubrir los pasos del río
Perales al Suroeste, y una vez asegurados avanzar hasta el kilómetro 4 al sur
del pueblo. La 35 actuaría como reserva protegiendo el flanco oeste del V
Cuerpo, mientras una brigada avanzaría hasta la parte central de la carretera
entre Brunete y Villanueva de la Cañada, para relevar a la de la 11 división. Por su parte, en la zona sur, las brigadas 41 y 42 del II Cuerpo del Ejército, tenían que romper el frente en la zona de Villaverde, para después, las brigadas 19 y 17, avanzar hasta Carabanchel Alto y Alcorcón, donde contactarían con el XVIII Cuerpo del Ejército.
Inmediatamente antes del inicio de la batalla, los puestos de mando ya estaban ubicados en sus posiciones más al sur: la 11 en la posición "pico y pala"; la 46 en la cota 810, dos kilómetros al norte del vértice Llanos, y la 35 en Valdemorillo. Las instrucciones eran que, una vez conquistado el vértice Llanos y Quijorna por la 46 División, el puesto de mando se desplazará a este pueblo, y el de la 11 a la parte central de la carretera entre Quijorna y Villanueva de la Cañada. Ocupados Villanueva de la Cañada y Brunete, el puesto de mando de la 11 se desplazaría a Brunete.
La estructura de sanidad planificada sería la siguiente: Las Divisiones, Brigadas y Batallones establecerían sus medios y puestos de socorro en función de las operaciones. Los heridos serían dirigidos, desde el puesto de clasificación de la brigada hacia el puesto de clasificación complementario ubicado en Valdemorillo; el Hospital de Cuerpo del Ejército se ubicaba en El Escorial, con 450 camas. el hospital de la 46 División, sobre ruedas con 1 quirófano; el Hospital de la 11 división en el km 22, 500 de la carretera de Galapagar a El Escorial, con 250 camas y 3 equipos quirúrgicos; el de la 35 División, en El Escorial con 200 camas y 3 equipos quirúrgicos.
Este último hospital es el hospital donde probablemente murió Gerda Taro. Recordamos que la fotógrafa fue atropellada por un tanque republicano durante esta batalla, y debió ser trasladada a uno de los hospitales montados para la operación. Gerda, fue mundialmente conocida debido a que era la pareja de Robert Capa, a sus fotografías, algunas de las imágenes que, al parecer se atribuyen a Capa, puede que fueran suyas (en realidad, Robert Capa era un pseudónimo con el que firmaron ambos, Endre Ernö Friedmann (Capa) y Gerda Taro), y por haber fallecido en un desgraciado accidente, durante esta batalla. Recientemente ha aparecido publicada en las redes por el hijo del médico de las Brigadas Internacionales, Dr. Janos Kiszely, una fotografía de éste atendiendo a una mujer, que puede ser la última fotografía tomada a la fotoperiodista, probablemente muerta. Inmediatamente se hizo evidente el parecido que mostraba la persona que estaba siendo atendida con Gerda Taro. En realidad, la fotografía ya era conocida, pues había aparecido publicada en un artículo de Moisés Broggi “Mis recuerdos durante la estancia en las Brigadas Internacionales” (Requena et al. 2006), con el pie de foto “John Kyszely, médico húngaro atendiendo de la cara a un herido en la sala de recepción del hospital de El Escorial, convertido en Hospital de Guerra, Batalla de Brunete”. Gerda, como decía, había sido atropellada por un carro de combate republicano en los momentos más virulentos de la batalla, el 25 de julio, en medio de un bombardeo de la aviación alemana, cuando esta seguía a las tropas republicanas que iban retirándose entre Villanueva de la Cañada y Valdemorillo, y fue trasladada al hospital de El Escorial, donde no logró superar las heridas. Parece que la fotografía pudo haber sido tomada en Torrelodones, donde el cadáver habría sido trasladado para adecentarlo (Tuytens, et al. 2018).
Los días previos al inicio de la batalla, el Batallón Especial de la 11 División, realizó varias incursiones en el territorio enemigo para obtener información. El día 3 se realizó un reconocimiento por Juan Modesto, y los jefes de las divisiones. El día 4, los jefes de las distintas brigadas de la 11 división, junto a Líster, realizarán un reconocimiento del terreno.
Bibliografía
Álvarez, Santiago, 1986: Memorias II. La guerra Civil de 1936/1939. Yo fui Comisario Político del Ejército Popular, Ediciós do Castro, Sada-A Coruña
Frente de Batalla. Batalla de Brunete
Líster Forján, Enriue. 2007: Nuestra Guerra. Memorias de un luchador, Silente,